El entrenamiento de fuerza y las actividades de alta intensidad como las carreras de velocidad, pueden ser muy efectivas para contrarrestar la pérdida natural de densidad ósea durante el envejecimiento. Aunque la capacidad del hueso para adaptarse al ejercicio físico es más marcada durante la juventud, el hueso también conserva parte de su plasticidad en las últimas décadas de la vida.
Parte de la pérdida ósea relacionada con la edad se atribuye a la reducción de los niveles de actividad física, especialmente al ejercicio intensivo. El impacto y la intensidad cargan huesos y músculos creando estrés, pero siempre que se haga en el nivel correcto, se mantendrá o mejorará la fuerza.
Realmente no lleva tanto tiempo mejorar la salud ósea, de hecho, investigaciones aseguran que la combinación de ejercicios de fuerza intensivos con entrenamiento de velocidad específico para deportes, mejora la estructura y la fuerza de la tibia aproximadamente un 3%, después de solo 20 semanas.
Eso significa que el sistema nervioso se orienta a agregar potencia a sus movimientos, eso puede ser especialmente útil a medida que se envejece, ya que ayuda a mantener la movilidad y el equilibrio.
Debido a que una actividad como la carrera de velocidad se considera de alto impacto y los resultados han sido beneficiosos, esto da a entender que otras formas de ejercicio de mayor impacto pueden tener ventajas a medida que las personas envejecen. Por esto las personas mayores también pueden realizar ejercicio de mayor impacto, siempre y cuando no tengan contraindicación médica o tengan un estado físico más bajo.
Es aconsejable que aquellos que estén interesados en mejorar la salud ósea a través de algún tipo de entrenamiento de mayor intensidad, adopten un enfoque muy gradual, especialmente si es una persona muy sedentaria o tiene problemas funcionales, pero, sobre todo, solicitar la ayuda de un profesional cualificado como entrenador personal.