En nuestro organismo habitan millones de bacterias que nos ayudan a llevar a cabo una multitud de funciones vitales para nuestro organismo. Esta gran cantidad de bacterias habitan en nuestro sistema digestivo y son conocidas como microbiota intestinal y algunas de sus funciones son:
- Absorción de nutrientes.
- Síntesis de vitaminas, como la K y la D.
- Evitan la entrada de gérmenes y patógenos procedentes de la alimentación.
- Favorecen la función inmune.
Es necesario mantener en buen estado la flora intestinal para asegurarnos de una buena salud, ya que no solo es necesaria para poder aprovechar todos los nutrientes de los alimentos y realizar un buen proceso digestivo, sino que también ayuda en la salud del sistema inmune.
Para esta protección existen los probióticos, que son bacterias que actúan defendiendo al organismo de agentes patógenos que ocasionan enfermedades, infecciones o resfriados, además contribuyen a la absorción y asimilación de ciertas sustancias mediante el proceso de digestión.
Varios estudios han demostrado que el ejercicio presenta tanto aspectos beneficiosos, como perjudícales respecto al aparato digestivo. Lo que afecta negativamente, es la intensidad de la práctica deportiva, ya que cuanto más intensa, más probabilidades de producir daños en la flora intestinal. Durante el ejercicio de alta intensidad la mucosa que recubre el tracto digestivo queda bastante comprometida, generando molestias digestivas, como debilitando la barrera inmunitaria lo que nos expone a contraer infecciones, sobre todo respiratorias.
En los últimos años se ha investigado cómo los probióticos influyen en el rendimiento de atletas, y los primeros resultados han sido que la suplementación a base de probióticos reduce el daño de la mucosa intestinal que se produce en atletas de larga distancia y favorece al sistema inmunitario disminuyendo los síntomas digestivos y la probabilidad de contraer infecciones respiratorias, así como el número de días y la gravedad de dichas infecciones.
Recuerda que los probióticos los puedes encontrar en diferentes alimentos como son lácteos fermentados, yogur, kefir o en algunas verduras como la col, coliflor y alimentos a base de soja.